El otoño es una época magnífica para estar en Madrid. Me gusta el tiempo que hace, la luz que inunda las calles, el cielo azul celeste que rara vez se encapota y el frío intenso de sus mañanas….En Madrid ver llover me produce una inmensa alegría, aunque ya sé que no todos la comparten…Pero a mí me gusta y llueva o no, me siento feliz de estar aquí.
Y es que en esta época del año no puedo no acordarme de Suecia y de sus otoños nórdicos. Por mucho que me guste esta época del año y la espléndida paleta de colores que la caracteriza, recuerdo haber vivido aquellos otoños con cierta ansiedad y la ligera aunque insistente sensación de que lo peor aún está por llegar, en forma de más frío, oscuridad y ventiscas de nieve. Aquí me he liberado de esos presentimientos, lo cual me permite disfrutar del frío con gusto y sin sobresaltos. Sé que ni el otoño ni el invierno madrileños van a resultar tan severos y que ninguna tormenta de nieve va a quitarme las ganas de salir a la calle.
Y para celebrar el otoño os traigo dos tartas que espero os gusten. La primera, es una tarta de patatas y setas, adaptada del libro La Tartine Gourmande. La he hecho varias veces y siempre con mucha aceptación por parte de los comensales. Para prepararla en esta ocasión he utilizado boletus, pero la podéis hacer de cualquier otro tipo de setas o usar una mezcla de las variedades que más os gusten. En cuanto al queso, la he hecho tanto con queso de cabra como con queso azul, y en ambos casos queda el resultado es excelente. Es una tarta ideal para las cenas de fin de semana, os la recomiendo, y mucho.
Y para el postre os traigo una deliciosa tarta de ciruelas. Me encantan las tartas y postres con ciruela, casi tanto como las de manzana. Esta tarta la publicó hace poco Deb Perelman en su blog Smitten Kitchen y en cuanto la vi la anoté en mi lista de pendientes. Es una tarta sencilla, rápida de preparar y puede que a simple vista no parezca gran cosa… Sin embargo, desde el primer bocado descubrimos una textura diferente, jugosa y crujiente a la vez, y un sabor entre dulce y ácido, tan característico de los postres con ciruela… En pocas palabras, es una delicia de tarta, que se prepara sin complicaciones y que tenéis que probar sin lugar a dudas.
La tarta gana con horas de reposo, por lo que el día después está más rica y jugosa. Doy fe. Aunque os aseguro que el mismo día también está riquísima.
Bueno, es todo por hoy. Espero os hayan gustado las dos propuestas. Ya me contaréis qué os han parecido.
Os deseo un feliz martes y una estupenda semana. Disfrutad del otoño (o la primavera,si es lo que toca) y sed muy felices.
