La receta de hoy pertenece al archivo familiar, a esas recetas que hace tu madre y antes de ella tu abuela, tu bisabuela y así generaciones anteriores a ellas. Más que al archivo familiar pertenecen a todo un pueblo, en este caso al ruso. Aunque la cocina que hago es más bien ecléctica y multicultural y no hago cosas rusas a diario, hay ciertos platos que conforman mi identidad y los pirozhki son un ejemplo. Estas empanadas son parte de mi herencia gastronómica y cultural rusa, como para cualquier español podría ser la tortilla de patatas, por ejemplo.
Mi abuela Lena solía preparar empanadas grandes, no en formato individual como éstas, principalmente rellenas de queso, col estofada y huevo (buenísimas) o con mermelada de frutos rojos. El día que se ponía a hacer empanadas, hacía 2 o 3 empanadas grandes, del tamaño de una bandeja de horno cada una. Así teníamos empanada para varios días. Todavía conservo los recuerdos de mi infancia en Rusia, cuando sentada en la cocina de casa de mi abuela, saboreaba a consciencia un trozo de empanada mientras miraba por la ventana: siempre primero la salada, luego un pedazo de la dulce :) Era como una fiesta, así que el cariño que le profeso a este humilde manjar popular es auténtico e infinito.
Las versión de hoy es vegetariana y muy típica en tierras rusas. A pesar de todo esto, yo nunca las había preparado de patata. Os recomiendo no dejar de añadir las setas, le dan más sabor al relleno. Yo no le eché los champiñones y me arrepiento.
En cualquier caso, aquí lo importante es la receta de la masa, el relleno lo podéis hacer con lo que queráis. Son muy típicas las de carne picada o las de col y zanahoria estofadas, una de mis preferidas. En las calles de cualquier ciudad rusa podréis encontrar quioscos callejeros donde los pirozhki rellenos son todo un clásico. Cuando estás en la calle en pleno invierno y el frío empieza a hacer mella, comerte un par de empanadillas calentitas son una alegría para el cuerpo y un regalo del cielo, da igual el relleno que tengan, ja ja. Doy fe de ello. Lo que más me gusta de este tipo de empanadas es el tipo de masa. No tiene nada que ver con la de las empanadas españolas, éstas son con masa “de pan” y por lo tanto, muy suaves y esponjosas. La próxima vez las pienso hacer dulces, rellenas de alguna mermelada bien rica. Mis niños me lo van a agradecer :)
Me encanta acompañarlas con una buena taza de té, es una cena ligera y muy reconfortante, sobre todo en tiempos de frío, en lo que el té es mi mejor aliado.
Espero os animéis a prepararlas. La receta es larga y puede parecer complicada, pero con un poco de planificación, realmente no lo es, de verdad. El relleno se puede hacer el día antes, así ahorráis en tiempo de preparación. En pocas lo tenéis hecho :)
Bueno, es todo por hoy, chicos. Que tengáis una estupenda semana y sed muy felices.